Smart city: el proyecto de futuro para las ciudades

Smart city de noche

Es probable que te suene el término ‘smart city’ o su traducción ‘ciudad inteligente’. Pero… ¿conoces en qué consiste este concepto? ¿Y su relación con la movilidad sostenible? ¿Cuáles son las ciudades inteligentes españolas? Respondemos todas estas cuestiones en este artículo.

¿Qué es una ‘smart city’?

‘Smart city’ es un término que cada vez adquiere una mayor relevancia y visibilidad. Su traducción al español es ‘ciudad inteligente’, lo que ya nos da algunas pistas sobre sus características. Además, se trata de un concepto muy relacionado con la sostenibilidad.

Porque, en realidad, la smart city viene a instaurar un proyecto de ciudad más eficiente y sostenible. Para lograrlo, estos municipios utilizan tecnología, infraestructuras y datos para reducir su impacto medioambiental. Y lo hacen economizando su consumo energético y disminuyendo todo lo posible las emisiones de CO2.

Este concepto hace que repensemos el modelo de ciudad imperante y se enfoque hacia otro más sostenible. No obstante, esto no conlleva un ‘sacrificio’ para las sociedades, sino que más bien es al contrario. Una smart city también tiene como objetivo responder de forma más eficaz a las necesidades de los ciudadanos, instituciones, organizaciones y empresas.

Smart City como proyecto de ciudad

Para conseguir estas metas, estas ciudades cuentan con unas herramientas y específicas características. Estas son algunas de las más importantes y diferenciales con respecto a las ciudades tradicionales:

1. Uso de las TIC:

El objetivo de la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) es mejorar la calidad de vida. Estas permiten desarrollar un uso más eficiente de los recursos públicos en ámbitos como la movilidad, la energía, la economía, etc.

2. Edificios inteligentes:

Este tipo de edificios, al igual que las smart cities en general, persigue una mayor eficiencia energética y calidad de vida. Para ello, también se basan en la tecnología, conectividad, innovación y las telecomunicaciones.

3. Participación ciudadana:

Tal y como se ha comentado antes, la smart city trata de ofrecer mejores respuestas y soluciones a las necesidades de la sociedad. Para lograrlo es necesaria la participación ciudadana. Es decir, los ciudadanos intervienen en el debate público, opinan e incluso participan en las decisiones referentes a la ciudad.

4. Gobierno digital:

También conocido como ‘gobierno abierto’ o ‘gobierno electrónico’. Está muy relacionado con la participación ciudadana ya que su objetivo es incorporar a los vecinos en la toma de decisiones. A través deinternet y  las nuevas tecnologíaslos ciudadanos pueden informarse, realizar distintos trámites, opinar y decidir sobre cuestiones públicas.

5. Open Data:

Este concepto, según la web esmartcity.es, hace referencia a aquellos datos que están disponibles para la sociedad. Es decir, cualquier ciudadano puede utilizar y compartir estos datos no personales. Los gobiernos que apuestan por el Open Data lo hacen también por la transparencia y para avanzar hacia la smart city. Aunque también tiene posibles consecuencias negativas, como veremos más adelante.

La smart city y la movilidad sostenible

Otra de las características de las ciudades inteligentes tiene que ver con la movilidad. En este modelo, se impulsa que los desplazamientos de los vecinos sean más sostenibles y eficientes. Esto es así por varios motivos.

En primer lugar, porque la movilidad sostenible reduce considerablemente las emisiones de CO2 derivadas del transporte. Al inicio del artículo, se expone que uno de los objetivos de la smart city es reducir su impacto medioambiental. En este propósito, es clave sustituir nuestros hábitos de transporte basados en el uso excesivo del vehículo privado por otros más sostenibles.

Smart city y movilidad sostenible

Por otro lado, la movilidad sostenible también mejora la calidad de vida de los ciudadanos. Permite ahorrar tiempo y dinero, reduce el estrés y hace más cómodos y amenos los desplazamientos. Además, se mejora la salud pública al reducirse la contaminación atmosférica.

Por ello, dentro del concepto de smart city se incluyen medidas que favorecen la movilidad activa, eléctrica, en transporte público, etc.

Privacidad y uso de datos

Una de las cuestiones que más nos preocupan actualmente es el uso que se les da a nuestros datos. Cuando nos descargamos una app o leemos una noticia en internet, estamos aceptando una serie de condiciones en la que ofrecemos algunos datos. Pero, realmente, es complicado conocer exactamente qué hacen las distintas empresas con ellos y cómo los utilizan.

Este problema, imperante en esta era digital, también salpica a las ciudades inteligentes. El open data puede ser utilizado para mejorar el funcionamiento de los municipios y mejorar la vida de los ciudadanos. No obstante, también entraña el peligro de que se utilicen los datos de manera dañina.

Por tanto, el uso perjudicial de los datos puede suponer un obstáculo para las smart cities. Ante esto y para garantizar una utilización correcta de los mismos, es necesario emprender diferentes medidas. Como, por ejemplo, la guía que ha elaborado la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).

Los riesgos que suponen las ciudades inteligentes

Este documento, titulado ‘Guía Tecnologías y Protección de Datos en Administraciones Públicas’, analiza, entre otros temas, este problema. Señala algunos de los riesgos asociados con la smart city y el tratamiento que esta hace de los datos de sus ciudadanos.

En dicha guía se habla del “principio de lealtad”. En el se establece que se recojan y se utilicen aquellos datos que son relevantes para el objetivo en cuestión. Es decir, que la administración no ‘asalte’ nuestra privacidad manipulando y obteniendo datos que no son útiles para el objetivo inicialmente marcado.

Por tanto, se ha de establecer un límite, una barrera, que sirva de equilibrio. De esta forma, la institución competente ha de comprometerse en extraer aquellos datos que necesita. Así las cosas, no debe excederse y almacenar aquella información sobre sus ciudadanos que sea irrelevante.

Por otro lado, otro de los riesgos que asumen los ciudadanos es que sus datos, que en un primer momento se toman de modo anónimo, luego se reidentifiquen y/o se hackeen. Esta guía señala que la administración ha de poner en marcha medidas para evitarlo.

Smart city y uso de datos

Ciudades inteligentes en España

La web Sostenibilidad.com enumera las ciudades a nivel mundial que constituyen un ejemplo dentro de este concepto. Este medio asegura que Tokyo, Londres, Nueva York, Zúrich y París son las principales smart cities. No obstante, en España también encontramos varios ejemplos.

En nuestro país, hay en total una decena de smart cities. Además, siete de ellas se encuentran dentro del top 100 del ranking mundial de ‘Cities in motion. Index 2020’, elaborado por el IESE Business School de la Universidad de Navarra. Según esta institución, las ciudades inteligentes españolas son:

Madrid 25º

Barcelona 26º

Valencia 60º

Palma de Mallorca 78º

Sevilla 81º

Málaga 82º

Zaragoza 86º

A Coruña 102º

Murcia 104º

Bilbao 108º

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