La pandemia del Coronavirus o Covid-19 ha puesto en jaque a la población de numerosos países. China, Italia o España son algunos de los que más están sufriendo esta crisis sanitaria. El elevado ritmo de contagios en dichos países obligó a sus gobiernos a tomar decisiones contundentes.
Cómo el confinamiento redujo las emisiones
Las acciones que se han llevado a cabo para combatir la pandemia no solo tuvieron repercusión en el ámbito sanitario. A pesar de que el objetivo principal de las medidas adoptadas era reducir el número de contagios, influyeron también en otros ámbitos. Por ejemplo, el confinamiento tuvo consecuencias positivas en otros campos como el medio ambiente.
Las restricciones a la movilidad provocaron que se redujese considerablemente el tráfico en las ciudades. Las estampas que se veían en los telediarios eran de calles casi desiertas. Tan solo se podía salir para lo imprescindible, eliminándose una gran cantidad de desplazamientos. Esto, a su vez, favoreció la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero y de CO2.
A los pocos días de comenzar el confinamiento, salieron a la luz diversos estudios e informes que recogían el impacto que estaba teniendo el confinamiento sobre el medio ambiente. A pesar de que aún era pronto -algunos estudios se hicieron en las primeras semanas-, ya comenzaba a notarse la reducción de las emisiones.
El impacto medioambiental, en datos
Según la Agencia Espacial Europea, el cierre de fábricas y el encierro de gran parte de la población en sus casas redujeron la emisión de dióxido de nitrógeno. Estos estudios calcularon una disminución entre un 20% y un 30% de la presencia de partículas finas (PM.25) en la atmósfera. Esta reducción de uno de los contaminantes atmosféricos más importantes se produjo en China durante el mes de febrero, en comparación con los tres años anteriores.
Además del descenso del dióxido de nitrógeno, también se constató la reducción de la emisión de dióxido de carbono (CO2). Lauri Myllyvirta, experto en la calidad del aire y las tendencias energéticas en China, ralizó un análisis que prueba la caída en un 25% de las cifras de CO2 en el aire de este país durante su confinamiento.
El Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copérnico (CAMS) de la UE también corroboró esta tendencia de disminución de la emisión de gases de efecto invernadero en Italia. Se pudo comprobar, a través de los satélites, cómo se redujo la presencia de estas partículas desde la fecha en la que se inició el confinamiento de la población italiana.
En lo referente a España, nuestro país también ha experimentado esta mejora en la calidad del aire durante las semanas del confinamiento. Según Ecologistas en Acción, la contaminación atmosférica del país se redujo en un 58% durante los meses de marzo y abril.
Objetivo: evitar el efecto rebote
El propio Lauri Myllyvirta afirma que esta reducción de los gases de efecto invernadero en la atmósfera de los países confinados responde a una situación temporal como es la crisis por el Covid-19. Una vez que se supere la pandemia, es probable que la contaminación del aire vuelva a los niveles previos a la crisis sanitaria.
Otros expertos apuntan en esa misma dirección. El periódico El País recoge declaraciones de Pep Canandell, director ejecutivo del Global Carbon Proyect, en las que augura un efecto rebote. Se basa en la crisis de 2008, en la que se redujo las emisiones de CO2 debido a la caída económica. No obstante, en los años posteriores, se recuperó esa reducción e incluso el crecimiento de dichas emisiones aumentó más de lo habitual debido a los estímulos económicos.
Por tanto, la clave se encuentra en adoptar y adaptar algunos de los hábitos propios del confinamiento. Uno de ellos es reducir o eliminar aquellos desplazamientos que no son del todo necesario. Por otro lado, a la hora de desplazarnos, debemos tratar de reducir lo máximo posible las emisiones de gases contaminantes. Para ello, debemos buscar alternativas al vehículo privado que sean más sostenibles y eficientes.
De esta forma, debemos tomar como ejemplo los datos antes expuestos y tratar de mantener los buenos niveles de calidad del aire que se dieron durante el confinamiento. Una vez que la normalidad y la rutina vuelvan a imperar, el conjunto de la sociedad debería optar por cumplir con medidas encaminadas a seguir reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero. Solo así podremos evitar un efecto rebote de las mismas.
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