Permitidme hoy compartir una reflexión personal. Uso la bici todos los días, no es exageración ni pomposidad reivindicativa, es la pura realidad. No siempre fue así, de hecho al construirse el carril bici en Sevilla pensé, -“para cuatro gatos que usan la bicicleta en la ciudad la que están liando”. Pues me tuve que comer mis palabras, no me importa admitirlo, ya que al poco tiempo de instalarse el servicio público de bicicletas (Sevici) como muchos otros me vi en la necesidad de ir dejando el coche de lado. La crisis económica fue como unos ruedines para más de uno, o el padre (retorcido ejemplo) que te empuja en tus primeros pedaleos…solo que a la fuerza, así que será mejor que aprendas rápido. No me importa admitirlo como he dicho antes, errar es de humanos y rectificar de sabios, y si un personaje público como Carlos Herrera pueden admitir que se equivocó, quién soy yo para no hacerlo. Como siempre el destino es caprichoso, ¿que la bici no se usa?, pues acabarás en Ciclogreen, premiando los transportes en bici y a aquellos que pensabas eran solo cuatro gatos.
Como muchas otras cosas, lo que empezó como obligación acabó en hábito e incluso pasión. Tres bicicletas robadas en 10 años no me amedrentaron, (si me hicieron comprar mejores candados). Andar me parecía y me parece muy aburrido en comparación con la bicicleta. Muchas personas se asombran cuando les digo que prefiero coger la bici para cualquier distancia que recorrerla andando:
– (5.00 a.m) Uf que ganas, yo sería incapaz de ir ahora en bici.
A lo que yo les contesto: ¡Pero si voy sentado, es mucho más cómodo! Aún no entiendo su parecer supongo que igual que ellos no comprenden el mío.
Puestos ya en materia podéis encajar mi perfil en un ciclista urbano no de origen pero si reconvertido, que ha sabido apreciar los enormes beneficios de la bicicleta y la calidad de vida que ofrece. Pasando de crítico a defensor, con lo que ello implica. Dicho esto, de aquí a un tiempo estoy observando como en las horas punta de los carriles bicis se están dando comportamientos propios de la conducción agresiva automovilística. El carril en esos momentos está masificado por peatones, ciclistas y usuarios de transporte público en sus paradas, prácticamente ubicadas dentro del propio carril bici, donde todos pugnan por usar el acerado. Muchos ciclistas van a velocidades desmesuradas, lo que a ellos les obliga a saltar de un lado a otro, esquivar personas y dar frenazos. El peatón rara vez (por suerte) suele ser tocado por ninguna bicicleta cuando se les sobrepasa, pero sí que suelen asustarse por ir muy pegado. A este paso los carriles bici tendrán que llevar un carril especial para altas velocidades.
Hoy sin ir más lejos viniendo al trabajo me ha ocurrido un caso más de este traslado del comportamiento automovilista al ciclismo: Una señora mayor, invadió sin mirar el carril bici por mi lado y a muy pocos metros de distancia. No voy excesivamente rápido pero Newton me otorgo la otra variable de la ecuación, la masa. Ciclista pesado, 1.80, 86 kg + mochila con portátil + bicicleta del sevici con su considerable peso = posible choque. El cerebro en estos casos actúa mejor que cualquier súper-ordenador y analiza en un instante todas las consecuencias y opciones en milésimas de segundo, y la mejor en este caso, y más habitual, era esquivar a la señora invadiendo el carril contrario sin mayores consecuencias, ya que mi cerebro había advertido que no venía nadie en sentido contrario. Pero no. Como una exhalación aparece otro ciclista por mi espalda, circulando en el mismo sentido que yo pero por el carril contrario que no me permite esquivar a la señora, ya que me bloquea el paso. Es más este energúmeno casi choca con la señora al sobrepasarla, porque iba casi paralelo a mi bicicleta. En lo que a mí respecta solo me quedaba la opción de frenar con todas mis fuerzas, ocurriendo el bloqueo de la rueda trasera y viraje de la bicicleta, algo inaudito hasta ahora en mi experiencia con la bici pública. Gracias a dios frenó sin tocar a la mujer. La entrañable anciana se disculpó por haber invadido el carril, pero yo solo estaba pensando en el merluzo exprés, en gritarle un par de cosas antes de que se fuera más lejos, sacando ese instinto de odio irracional que todos conocemos. Si no le hubiera “sudado” hablando mal y pronto lo que le ocurriera a los demás por su conducción, no hubiera casi propiciado un accidente. Pero entonces pensé ¿esto es lo que queremos? ¿Repetir el modelo? ¿ Abrir la caja de pandora y esparcir el mismo comportamiento tan estresante y aborrecible del coche?.La bicicleta no es solo un transporte, es una forma de vida, cívica, social y más humana. Así que preferí mirar a la anciana y decir: no se preocupe señora, pase, pase.