Cuando vamos conduciendo y se enciende el piloto rojo que señala el depósito de la gasolina, sabemos que se está acabando. Necesitamos dirigirnos urgentemente a una gasolinera. A veces nos sorprendamos negativamente al ver que el precio del combustible ha subido. No obstante, tenemos la tranquilidad de que podemos encontrar una cada cierta distancia cerca de la carretera.
Pero, ¿y si nuestro coche es eléctrico? Una nueva forma de alimentar a los vehículos ha llegado: las electrolineras.
¿Qué son las electrolineras?
Una electrolinera es una estación de carga para vehículos eléctricos o híbridos enchufables, con las que se permite cargar la batería de estos medios de transporte. Pueden encontrarse en centros de ocio o en gasolineras, a lo largo de autovías y en sitios de un elevado tránsito de vehículos. Se puede «repostar» alimentando los sistemas de recarga de las baterías o directamente cambiándolas por otras. Este procedimiento de recarga ha evolucionado con los años. En la actualidad existen puntos de carga rápida, que consisten en estructuras con conversor a corriente continua, suponiendo una espera de apenas 30 minutos.
Electrolineras en España
Aunque seguimos a la cola de países como Suecia, Portugal, Francia o Alemania, nuestro territorio alberga más de 5.000 puntos de recarga y más de 15.000 conectores, por lo que el avance estos últimos años ha sido considerable.
Además, en octubre de 2019 Repsol inauguró en la localidad de Abanto Zierbena (Vizcaya) la estación de recarga para coches eléctricos de mayor potencia de España y de Europa. Esta cuenta con cuatro terminales que trabajan cada una con 400 kW que permiten una recarga del 80 % de la batería de un vehículo eléctrico en ocho minutos.
Implantar infraestructuras de carga eléctrica en las empresas
Algunas empresas se están cuestionando si sería beneficioso incluir una electrolinera en sus instalaciones. La respuesta es un sí rotundo.
Aunque por ahora puede ser necesario fomentar el uso del vehículo eléctrico en la empresa, dentro de poco este medio de transporte será el que predomine en nuestras calles. Cada vez son más los vehículos que utilizan esta energía para funcionar. En pocos años ha ido disminuyendo su precio de manera considerable. Gracias a esto, se han convertido en una buena inversión a largo plazo tanto para el bolsillo como para el medio ambiente. Por tanto, la instalación de un punto de recarga de estos vehículos puede resultar muy beneficioso para la empresa.
Desde los gobiernos de todo el mundo se están desarrollando medidas, ayudas e incentivos para involucrar a todos los actores posibles y logar la implantación del vehículo eléctrico. Una de las más importantes en España es el denominado Plan MOVES. A dicho plan pueden acogerse las empresas y beneficiarse de una ayuda o incentivo para poder implantar estructuras de recarga de vehículos eléctricos.
Las electrolineras y la descarbonización
La movilidad sostenible y el vehículo eléctrico han llegado para quedarse. De acuerdo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Según un informe de Deloitte, para una correcta transición y descarbonización para 2050, serían necesarias unas 11 mil electrolineras en el año 2020. Para cinco años más tarde, en el 2025, harían falta entre 40 y 50 mil electrolineras y para 2030, entre 35 y 50 mil. Colaborar desde la empresa para la consecución de este objetivo puede tener muchos beneficios más allá de la gran contribución al medio ambiente.
Apoyar el hábito de recargar el vehículo eléctrico en la organización disminuirá los gastos destinados a los combustibles no renovables que los empleados necesitan. Así, se logra reducir la huella de carbono de la empresa. Además, serviría de ejemplo para muchas otras empresas que invierten en movilidad sostenible. Un punto de carga rápida en el trabajo resultaría también muy cómodo para los empleados. Estos verían con buenos ojos recargar la batería de su vehículo en estos puntos en apenas 30 minutos y en un sitio controlado, en lugar de cargarlos en casa y dejarlos enchufados toda la noche.
La combinación perfecta es la suma de producir una energía limpia mediante la instalación de placas solares y la utilización de estaciones de recarga para vehículos eléctricos. Una infraestructura como esta resulta aún más rentable para la entidad, ya que se produce la propia energía que se necesita. Esta estará lista para compartirla con los empleados, creando una cadena ecológica excelente para medio ambiente y para disminuir los gastos de la organización. La proliferación de empresas proveedoras de estas estaciones de recarga eléctrica va en aumento, con lo que se está consiguiendo un precio cada vez más asequible.
La electricidad como combustible es una de las medidas que se han tomado para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. Una realidad que avanza a paso firme, por lo que incluir este medio de transporte en las empresas supondrá una apuesta segura por el medio ambiente.
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